viernes, 23 de abril de 2010

Editorial mes de abril

Desde hace algo más de una década, España ha pasado a ocupar un lugar destacado en las estadísticas alimentarias. Habernos alejado de una dieta como la mediterránea, ha provocado que los índices de obesidad en nuestro país se hayan disparado, amén de otros problemas de salud como por ejemplo los de tipo cardiovascular.
Sin embargo, es cierto que en los últimos años, nos hemos dado cuenta y así lo atesoran los datos provenientes de laboratorios de investigación agroalimentaria, que la dieta mediterránea tiene efectos muy beneficiosos para nuestra salud, incluso se lo aseguro, para nuestra propia voz.
La vida actual, las prisas y las responsabilidades en el trabajo o en el estudio no deben ser barreras en las que nos apoyemos para no seguir una dieta sana y equilibrada. En otros países europeos cada vez está más arraigado que el estudiante o la persona en activo laboralmente lleve su propia comida desde su domicilio buscando siempre un equilibrio dietético alejándose de las comidas rápidas que tan a mano podemos encontrar.
En tiempos de esfuerzo mental como ocurre en los períodos de examen para los estudiantes, una buena alimentación junto con algo de ejercicio puede hacer que nuestro rendimiento aumente casi un 30%. Una alimentación en la que se incluyan a diario verduras, frutas y algunos frutos secos como pasas, almendras y cacahuetes son importantísimos si queremos obtener unos buenos resultados laborales y académicos.
Otro gran factor beneficioso para nuestro rendimiento es el sueño; tanto en su calidad como en su cantidad. Aunque existen muchos artículos científicos donde pronostican las 8 horas como la cifra ideal de sueño, no es menos cierto que cada persona necesita unas horas determinadas y este valor de 8 no se puede llevar a rajatabla. Sin embargo, lo relevante en este punto es la calidad del sueño. Si llevamos todo nuestro estrés y mala alimentación al sueño, por mucho que durmamos 8 o más horas, nuestro rendimiento sufrirá un descenso paulatino día tras día. El sueño es simple y llanamente nuestra recarga de pilas para el día posterior; si no recargamos nuestro organismo energéticamente sufriremos un bajón físico y psíquico que desembocará posiblemente si eres trabajador en activo en un aumento considerablemente de probabilidad de accidente en el trabajo; y si eres estudiante tu cansancio repercutirá en el rendimiento académico.
Ahondando en este tema, la fibra que contienen algunos alimentos previene no sólo el estreñimiento sino también forzar los músculos implicados en la función esfinteriana laríngea. Aumentemos, por tanto, nuestra fibra en las dietas, incluyendo salvado de trigo, judías, coco fresco, copos de maíz, harina integral, pan integral, muesli, frutos secos, espinacas, lentejas, plátanos, zanahorias, manzanas, naranjas y harina de avena.
Por ultimo, apuntarles que existen alimentos que provocan estados físicos y emocionales diferentes. Así tenemos
a) los alimentos saludables, cuyas digestiones son ligeras y facilitan un mayor estado de relajación y equilibrio físico y mental (frutas, verduras, cereales, pasta, etc.)
b) los alimentos que producen una mayor excitación y actividad física y mental (café, alcohol, picantes, etc)
c) los alimentos cuyo consumo induce a un estado de aletargamiento, digestión pesada, pereza y sueño (carnes, dulces, chocolate, azúcares, etc.).

A pesar de todo, y desde la última normativa acerca de las enfermedades profesionales, la voz ya se incluye como enfermedad profesional reconocida en España. Pero ¿creen que merece la pena llegar a esto?

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